Nuestra Trabajadora Social Concepción Abreu nos pasa la siguiente e interesante entrada sobre la Prescripción social.
La prescripción social al alcance de todos sin previo estudio de
necesidades, equivale a prescribir un tratamiento al margen del médico. A
priori el esquema es el mismo. Con frecuencia se minimiza lo social
opinando y recomendando recursos comunitarios, programas, centros
sociales, sin pensar los problemas añadidos que con ello se pueden
generar. Problemas que se magnifican cuando la prescripción social
implica, por ejemplo, acciones sobre una tercera persona que no ha dado
su autorización o no está de acuerdo. Es el caso de la hija de una
señora ingresada en un centro hospitalario. Ante los evidentes signos de
agobio, claudicación, estrés de la hija, el médico o el enfermero le
recomienda ingresar a su madre en una residencia porque ellos mismos
sufre su mal carácter. Esa misma recomendación se la pueden dar en el
supermercado o en la cola del autobús pero cuando la propone un
profesional el efecto siempre es mayor. Detrás de la información,
derivación, por supuesto, se encuentra la buena voluntad y un interés
real en ayudar a la hija pero ¿Quién ayuda a la madre? Ayudando
únicamente a la hija puede perjudicarse a la madre, desproveerla de sus
derechos . Si la hija decide gestionar el ingreso en la residencia por
su cuenta, ¿significa que la madre deberá asumir, sin opciones, el
ingreso? No todas las personas mayores se atreven a contradecir a los
hijos cuando estos toman decisiones unilaterales. El ninguneo del otro,
en lo social, es una forma de maltrato psicológico, poco estudiado
quizás, pero cuando se decide por otro, se incurre en una negligencia
profesional, al menos dentro de los valores y principios del trabajo
social sanitario.
Cuando allá en el año 1910 Garnet I. Pelton señaló la necesidad de
distinguir la ayuda proveniente del trabajo social, entonces
hospitalario, de otros tipos de ayuda como la filantropía, la caridad,
el voluntariado, los visitadores amistosos, enfatizaba en los beneficios
que se alcanzaban con cada tipo de ayuda. Cada sistema obedece a
finalidades distintas y, por tanto, los resultados también son
distintos. Sin embargo, para evitar proyectar en otros lo que uno tiene
por dentro, la metodología del trabajo social sanitario, con el
diagnóstico social sanitario como centro de la acción, ayuda a las
personas a ayudarse, promueve que sean ellas mismas quienes transformen
sus realidades modificando sus circunstancias. Eso, ciertamente lleva
tiempo, pero nunca se ha dicho que la intervención psicosocial sea
rápida.
https://scetss.org/prescripcion-social-evitese-banalizar-trabajo-social-sanitario/
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